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08 septiembre 2010

El pulpo: cómo cocerlo

Para que te quede en su punto.

El pulpo que se distribuye normalmente para consumo se encuentra congelado, de no ser así y tenerlo fresco, quedaría demasiado duro al cocinarlo. Es por ello que antiguamente el pulpo se 'mazaba' (golpeaba) antes de cocerlo, para romperle las fibras de su carne y así ablandarlo. Es evidente que, por la complejidad de la técnica, esta costumbre ha perdido arraigo, teniendo el proceso de congelación los mismos efectos sin que el pulpo pierda calidad.
El pulpo es un molusco cefalópodo que posee ocho brazos con dos filas de ventosas en cada uno de ellos. Se caracteriza por tener el cuerpo blando con un cerebro bien desarrollado y dos ojos grandes y complejos que le proporcionan una buena visión. Pueden llegar a cambiar de forma muy rápida el color y la textura de su piel. Pasan gran parte de su vida escondiéndose entre las rocas y agujeros naturales y muchas especies pueden llegar a crecer hasta 1 m. de largo.

Cómo cocer el pulpo
El pulpo puede ser congelado o fresco. En el primer caso no es necesario mazarlo, pero si es fresco el secreto para que esté tierno consiste en golpearlo antes de cocerlo.
Poner a cocer en una cazuela abundante agua con sal. Cuando comience a hervir, introducir el pulpo en la cazuela y levantarlo dos o tres veces (lo que popularmente se llama 'asustar' el pulpo) y dejarlo definitivamente dentro. Dejarlo cocer entre 20 y 30 minutos, pincharlo y, cuando esté blando, retirarlo del fuego.

Dejarlo reposar unos minutos antes de servir, retirar el pulpo del agua y cortarlo en pequeños trozos. A continuación, sazonarlo con sal gorda y pimentón, y finalmente rociarlo con un buen aceite de oliva virgen.

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